EJERCICIO TEXTO NARRATIVO

 

NOTICIA:

Los sueños de los seis niños que murieron en el accidente del bus escolar

Eran las 3:20 de la tarde cuando un estruendo interrumpió la tranquilidad y el silencio de las montañas que rodean la Laguna de Ortices, en San Andrés; Santander.

Trabajadores de la montaña vieron como el bus escolar rodaba por un abismo de más de 300 metros. El vehículo quedó destechado y volcado.

Los niños acababan de salir de su colegio con la ilusión de que era el primer día que tomarían un bus y ahorrarían más de 40 minutos que debían caminar para llegar a sus viviendas en las veredas aledañas.

Marco Tulio Jerez, padre de Sneyder Mauricio, relató que uno de sus vecinos lo iba a llevar a la casa, pero con la ilusión de montarse en la ruta por primera vez; decidió tomar el bus de regreso a la vereda Alto San Pedro. "¿Cómo no me voy a ir en el bus cuando es el primer día?", dijo Sneyder a un vecino antes de morir, según relató su papá.

"Mis paisanos que llegaron a rescatar a los niños me dijeron que el conductor, Jaime Osorio, quien era uno de mis mejores amigos, alzó a mi hijo y vio que estaba muerto", relata el padre de familia.

Sneyder Mauricio, de 13 años, era hijo único de su padre, por parte de su mamá tenía dos hermanas más, una de ellas iba en ese bus y se encuentra en el hospital de Málaga.

Sneyder quería graduarse e irse a Bucaramanga a buscar trabajo y salir adelante. Sus sueños quedaron en la falda del abismo en la tarde del martes.

"Era muy juicioso. Era mi hijo único. Quería estudiar. Y como estaba portándose bien, se estaba haciendo todo el esfuerzo para que pudiera seguir estudiando y trabajar, pero el día de ayer se le acabaron los minutos. Él quería ser ingeniero agrónomo”, relata Marco Tulio.

Yuly Stefany Pedraza Mariño tenía 14 años, iba en séptimo grado, soñaba con ser profesional, graduarse de su colegio y poder sacar adelante a su familia.

"Era una niña muy juiciosa, alegre, extrovertida, con mucho talento y muy colaboradora con la mamá, porque ella vivía con la mamá y una hermanita menor", cuenta su tío, Fabián.

Erick Joel López, de 11 años, murió cuando llegó al hospital. Él iba en el bus con su hermano menor y su hermano mayor, ambos están recuperándose en el hospital de Málaga.

Su papá los rescató del lugar del accidente, pero cuando fue atendido en el hospital falleció minutos después de llegar. Su sueño de ser policía se esfumó con este accidente.

Su tío, Gilberto Ávila, espera su cuerpo en la salida de Medicina Legal de Bucaramanga mientras se quiebra su voz contando lo alegre y espontáneo que era Erick. "Me llamaba a recochar y jugaba mucho con mis hijos, sus primos", expresó.

Gilberto vive un triple drama. No solo su sobrino murió y otros dos están en la clínica, sino que el conductor era el esposo de una de sus hermanas.

"Jaime (el conductor) llevaba en el bus a dos de sus hijas, la de 10 años está grave en la UCI. Jaime está muy grave, él llevaba varios años manejando, él transportaba el café en todas las cosechas y era una persona muy precavida, en todas las curvas él pitaba por si venía un carro", cuenta Gilberto.

Julián Camilo Díaz, de 14 años, cursaba noveno, era el menor de seis hermanos y es recordado por su hermano mayor como una persona muy noble. "No sabía aún qué estudiar, pero tenía claro que quería entrar a la universidad. Era un niño que todo el mundo quería, muy trabajador", dice Henry Muñoz, hermano de Julián.

Aldair Fernet Gómez Díaz, de 12 años, cursaba grado séptimo y su tío Ramiro Gómez "lo describe como un niño muy alegre, muy ágil, muy trabajador".

Damaris Caceres era la mayor de los menores que murieron, cursaba noveno grado. El accidente ocurrió a ocho minutos de llegar a su vivienda. "Era la consentida de la casa, acababa de cumplir 15 años. Era muy juiciosa, alegre, a ratos rebelde, pero a su manera de ser. Era bastante penosa, pero muy inteligente", cuenta su hermano Yeison.

Cinco primos de Damaris iban en ese bus, uno falleció y otros cuatro están muy graves en Málaga, entre esas las dos hijas del conductor, relata Yeison.

Damaris llevaba una semana sin ir al colegio porque estaba enferma. "Primer día que va a estudiar después de que ya estaba mejor y vea, pasa esto", manifestó Yeison.

El panorama en la entrada de Medicina Legal de Bucaramanga es desolador, los familiares de las víctimas fatales esperan que los cuerpos de los menores sean entregados hoy para llevarlos a San Andrés, donde se efectuará el sepelio colectivo en el colegio donde estudiaban.

 

 

 

 

NARRACION:

EL DERRUMBE DE SUEÑOS DE SEIS NIÑOS

El 22 de marzo de 2022 se encontraba un grupo de estudiantes que soñaban con aprender y sacar a sus familias adelante pues eran de muy bajos recursos, pero eso era algo que se les complicaba, puesto que su colegio les quedaba bastante lejos.

Al principio empezaron a irse caminando se demoraban entre dos horas, en medio de este recorrido que ellos realizaban iban jugando con un balón, otras veces hacían carreras o jugaban cogidas y así hasta llegar, pues para ellos en ese sentido era divertido, pero así mismo se cansaban mucho y era bastante peligroso, así que sus familias decidieron entre todos alquilar un bus que los recogiera y llevara al colegio.

Los niños felices de que ya no iban a desgastarse tanto si no iban a estar sentados e iban a poder dormir en el camino, decidieron levantarse muy temprano pues estaban demasiado contentos de eso, después de un tiempo de espera el bus los recogió y llevo al colegio, donde todos tuvieron un gran día.

A eso de las 3:20 de la tarde cuando un estruendo interrumpió la tranquilidad y el silencio de las montañas que rodean la Laguna de Ortices, en San Andrés; Santander.

Trabajadores de la montaña vieron como el bus escolar rodaba por un abismo de más de 300 metros. El vehículo quedó destechado y volcado.

Fue en ese momento cuando el sueño de seis niños se esfumo, pues con ese peligroso accidente ellos murieron y esto fue lo que relataron algunos de sus familiares:

Julián Camilo Díaz, de 14 años, cursaba noveno, era el menor de seis hermanos y es recordado por su hermano mayor como una persona muy noble. "No sabía aún qué estudiar, pero tenía claro que quería entrar a la universidad. Era un niño que todo el mundo quería, muy trabajador", dice Henry Muñoz, hermano de Julián.

Aldair Fernet Gómez Díaz, de 12 años, cursaba grado séptimo y su tío Ramiro Gómez "lo describe como un niño muy alegre, muy ágil, muy trabajador".

Damaris Cáceres era la mayor de los menores que murieron, cursaba noveno grado. El accidente ocurrió a ocho minutos de llegar a su vivienda. "Era la consentida de la casa, acababa de cumplir 15 años. Era muy juiciosa, alegre, a ratos rebelde, pero a su manera de ser. Era bastante penosa, pero muy inteligente", cuenta su hermano Yeison.

Después de todos estos relatos se puede observar un panorama en la entrada de Medicina Legal de Bucaramanga es desolador, los familiares de las víctimas fatales esperan que los cuerpos de los menores sean entregados hoy para llevarlos a San Andrés, donde se efectuará el sepelio colectivo en el colegio donde estudiaban.

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