EL TEMPLO SAN FRANCISCO (Crónica)
Por: Angelly Melisa Páez Álvarez
En 1550 comenzó la verdadera organización política religiosa
de la capital, en una época en la que la religión católica se consideraba como
uno de los ejes de la vida social. Durante ese año llegaron los primeros
franciscanos a sembrar el evangelio entre los indios del nuevo reino de Granada
quiénes entraron a Santa Fé de Bogotá. Pocos meses después llegaron a instalar
la real audiencia de Santa Fé los oidores Beltrán de Góngora y Juan López de
Galarza.
Los franciscanos inicialmente se ubicaron en dos puntos de
la ciudad, en un lugar cercano en la actual iglesia de las Nieves y luego en el
sitio que ocupa actualmente la iglesia San Agustín. Permanecieron hasta 1557
cuando se trasladaron a unas casas que les donó el arzobispo Juan de los
barrios, también franciscano, ubicadas en el mismo sitio que ocupa el templo
actual y que desde entonces ha sido lugar tradicional de la presencia de los
franciscanos en la capital.
En aquel lugar se dio comienzo la construcción del convento
y por ser el primero y más importante recibió el nombre de convento máximo.
Seguido de esto en el año 1557 se empezó a levantar el templo de San Francisco
que vino a terminar en 1566, cuando fue bendecido solemnemente por el arzobispo
Fray Juan de Los Barrios.
Al templo se le realizó una ampliación de la nave lateral y
al entrar a este lugar se evidencia que no es parte de la estructura original,
ya que desde allí no se puede visualizar el altar qué es lo más importante, así
mismo se ve la diferencia en el techo, ya que en la nave principal podemos
encontrar un techo de madera de 460 años de antigüedad y en la nave lateral se
ve un techo más moderno con más detalles de 400 años de antigüedad por lo que en
1611 ya se terminó de construir el templo con lo básico como el levantamiento
del mismo.
La decoración del templo se empieza a dar en 1623 cuando la
comunidad franciscana contrata al arquitecto español Ignacio García de Ascucha
, quién es el que realiza lo que se conoce como al día de hoy retablo mayor.
La importancia de este templo radica en su trabajo artístico
además de la importancia artística de las obras que guarda en su interior. “La
primera vez que visité esta iglesia fue el día del santo patrono. Nunca había
visto una decoración más elaborada y suntuosa; las paredes están cubiertas de
madera tallada y prácticamente todo el interior tiene dorados de puro oro
antiguo, pesado y cobrizo” nos relata el autor Holton, Isaac Farewell, en su
libro La Nueva Granada: veinte meses en los Andes.
“Por dentro, en las dos únicas naves, separadas por un orden
de siete arquerías, el dorado y los colores brillantes dominan en las obras de
talla de las ricas ornamentaciones de las capillas y altares de la sacristía,
de los dos púlpitos octágonos, que coronan estatuas, y cuyas escaleras son
elegante trabajo; de los doce confesionarios, de los artesonados y de los
marcos de lienzos. El arco toral y los adornos del presbiterio forman algo como
un riquísimo nicho de medio relieve dorado, brillante, luminoso, lleno de
esplendores.
Representan dichos relieves: doce vírgenes y mártires, varias visiones y éxtasis de San Buenaventura, de San Antonio y del Seráfico Padre; el sepulcro de la Magdalena; el bautismo de Cristo; la huida a Egipto; la impresión de las llagas; los martirios de Santa Catalina y de San Lorenzo; la conversión de San Pablo; San Jerónimo en el desierto, y San Juan escribiendo el Apocalipsis” (Ibáñez, 1951).
Es la iglesia más importante de Bogotá ya que es el único
edificio religioso que se puede decir qué es donde transcurre toda la historia
de Bogotá y el país. Por lo que en este
templo Estuvieron seis grandes personajes, tres de ellos fueron parte de la
orden franciscana del momento como José Celestino Mutis, Camilo Torres y Virrey
Solís, quiénes fueron franciscanos; también estuvieron Rufino José Cuervo,
Francisco José de caldas y Antonio Nariño; todos ellos próceres de la
Independencia.
[1] Páez Álvarez, A. M.,
(2022) La Candelaria: El templo de San Francisco. Estudiante
de primer semestre de Comunicación Social y
Periodismo. Universidad La Gran Colombia. Bogotá, Colombia.
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